De las dificultades nacen oportunidades

Es bien sabido por los inversionistas que en tiempos de crisis surgen oportunidades de oro, pero para los prevencionistas no debe pasar desapercibida esta frase. Alguna vez mi padre me comentó en aquellos días que me brindaba clases 24/7 sobre los fundamentos de la seguridad e higiene, que la seguridad se puede aprender por amor o dolor, desde luego que lo mejor es aprender por amor, es decir, cuando una organización decide por voluntad propia hacer una gestión efectiva de los riesgos. Claro que también existe la contraparte, cuando se aprende por dolor muchas veces no hay segunda oportunidad, ya que se puede perder alguna capacidad, algún miembro o en casos extremos se puede perder una vida. Quizás si lees esto pienses que soy extremista, pero si te importa la prevención como a mí, sabrás que no son palabras huecas y que la realidad no podría ser más cercana.

La seguridad se puede aprender por amor o dolor.

Históricamente hemos avanzado en materia de prevención debido en ocasiones a las dificultades. En 384-322 a.c., Aristóteles planteó la prevención advirtiendo sobre deformaciones físicas producidas por las actividades ocupacionales, también detectó las enfermedades producidas por intoxicación de plomo.

Con la llegada de la máquina de vapor inventada por James Watt, los oficios artesanales se convirtieron en trabajos en serie. El ser humano se enfrentó a la enorme cantidad de maquinaria que se integró a los procesos productivos, en la mayoría de los casos sin ninguna medida de seguridad, lo que derivó en una enorme cantidad de accidentes de trabajo que llamó la atención de autoridades, las cuales comenzaron a legislar los asuntos de seguridad laboral. Por ejemplo, en España en 1778, Carlos III dio el edicto de protección de accidentes y en 1802, en Inglaterra, el parlamento reglamentó la jornada laboral.

El contexto está ligado directamente con la seguridad y salud en el trabajo, tal es el caso que la norma ISO 45001:2018 que especifica la importancia de analizar tales puntos. Si quieres saber qué tan relevante es, solo hay que hacer un poco de memoria y recordar los últimos 2 años que hemos tenido, en los cuales estuvimos viviendo con uno de los problemas más grandes que ha enfrentado la humanidad y espero no estar exagerando esta vez, el COVID-19 se llevó nuestra libertad, nuestra confianza para convivir, se llevó recursos valiosos y lo peor, se llevó seres queridos, esta es una de las veces que aprendemos por dolor, mucho dolor.

No puedo decir que sabíamos qué iba a suceder, sin embargo, esta pandemia demostró cuan conectados estamos hoy en día a nivel global, gracias a los métodos de transporte, las nuevas tecnologías, los medios de comunicación, los negocios de logística, en fin, la globalización.

Repito, no sé si alguien sabía qué sucedería, pero ahora sabemos lo que puede suceder y este es uno de esos casos en los que por dolor aprendemos, que las cosas ya no son iguales, lo que demanda nuevas medidas de prevención y protección. Entre muchas organizaciones nos dimos cuenta de cómo impacta en nuestras operaciones, se limitaron los procesos que requerían actividades presenciales y se tuvieron que implementar nuevos protocolos de seguridad, controles de acceso, tales como las pruebas COVID y adicionalmente, nos vimos afectados económicamente que en ocasiones se derivaba a concesiones en materia de seguridad y salud, que debilitaron la cultura y la gestión. Sin embargo, gracias a este mismo contexto surgieron oportunidades para la seguridad y salud, si estás familiarizado con este concepto recordarás que se refiere a las mejoras que podemos realizar.

Al respecto puedo comentar que todos aprendimos bastante de la pandemia, un ejemplo son los restaurantes que hoy en día tienen mucho mejor control y manejo higiénico de alimentos, en la hospedería se utilizan nuevas técnicas de sanitización y en el ámbito regulatorio se crearon lineamientos y requisitos que ayudaron a todas las empresas del país a tener una guía de cómo abordar el problema. Hablando de conciencia colectiva, anteriormente te enfermabas y no te preocupabas, contagiabas a los demás sin ninguna consideración (hablo en general) y ni pensar del uso de cubrebocas. Hoy día me he encontrado que las personas siguen usando cubrebocas aunque la autoridad lo señale como opcional y que en algunas circunstancias y particularmente si se sienten enfermos lo usan por seguridad de los demás, acudimos a hacernos análisis más frecuentemente y nos interesa saber nuestro estado de salud. Así es, por dolor aprendimos, pero aprendimos, quien no desea ser partícipe de las buenas prácticas probablemente está destinado a padecer el mismo dolor y no se los deseo.

Qué importante es analizar nuestro contexto y recordar que vivimos en un mundo que cambia constantemente, lo que ayer funcionó no quiere decir que siempre sea efectivo. Los modelos, los sistemas siguen evolucionando y con ellos la sociedad, en nuestro contexto global hoy existe una guerra en Europa y aunque está del otro lado del charco nos vemos influenciados por ese acontecimiento. Que de acuerdo con el autor Neil deGrasse Tyson en su obra Ciencia y Guerra, plasma que el pacto oculto entre la astrofísica y la industria militar de los avances tecnológicos y sociales se han logrado durante la guerra, y esta se presenta como factor de cambio y de innovación que obliga a buscar soluciones a problemas complejos en cortos periodos, así tuvimos la guerra contra el COVID-19 y así nos enfrentamos cada día a nuevos retos.

La invitación es a analizar lo que sucede y cómo impacta en cada organización, a recordar el dolor que pasamos para que no se vuelva a suscitar, a evolucionar con nuestros sistemas y a gestionar, podemos aprender por amor y hay algo más que me enseñó mi padre; él dice que la seguridad y salud en el trabajo es como una enfermedad y que esta enfermedad no tiene cura, a diferencia del COVID-19, una vez que te contagias no te puedes curar y lo sé porque he sido testigo. Si estás leyendo esto quizás ya venías contagiado y si no, espero que te contagies de esta enfermedad llamada PREVENCIÓN y que juntos podamos coadyuvar para lograr mejores condiciones de trabajo, una sociedad más resiliente y con mejores condiciones de vida.

Sigamos atentos y seamos optimistas porque de las dificultades también nacen las oportunidades.

Discapacidades en el Centro de Trabajo

Condiciones de seguridad para el acceso y desarrollo de actividades de trabajadores con discapacidad

El patrón es el responsable de establecer las acciones preventivas y correctivas que deben aplicarse en el centro de trabajo, así también debe elaborar un análisis para determinar la compatibilidad de los puestos de trabajo con la discapacidad que presenta el trabajador.
Esto con la finalidad de que la persona desempeñe sus labores con el menor riesgo y con las condiciones adecuadas a su persona.

Debe considerarse lo siguiente:

La discapacidad de cada trabajador
El área del puesto de trabajo
Los riesgos específicos asociados con la discapacidad de los trabajadores
Las medidas de control técnicas o administrativas existentes, así como la evaluación de su efectividad, y en su caso
Medidas de control adicionales que el patrón determine para minimizar los riesgos

Esta norma oficial establece que se tiene que colocar en los centros de trabajo la señalización visual, auditiva o táctil correspondiente que permitan el desplazamiento, la estadía y las acciones a seguir en caso de emergencia, según corresponda a la discapacidad de los trabajadores.

“Señalización visual, auditiva o táctil”

Obliga a contar con un plan de atención a emergencias, con procedimientos de alerta, instrucciones para actuar en caso de contingencia, ubicación de rutas de evacuación, salidas y escaleras de emergencia, zonas de menor riesgo y puntos de reunión, entre otros, en los que se considere a los trabajadores con discapacidad.

Al patrón que incumpla con las normas de seguridad e higiene y las de prevención de riesgos laborales, la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 994, prevé sanciones que van de 250 a 5 mil veces el salario mínimo, equivalentes a 18 mil 260 hasta 365 mil 200 pesos, conforme al valor de la nueva Unidad de Medida y Actualización (UMA), determinado por el INEGI.

La seguridad cambia vidas

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Todavía recuerdo el primer momento en que me topé con el concepto de seguridad, seguramente tenía no más de 10 años de edad, fue una etapa en que la “seguridad” solamente se vinculaba al cuidado de personas, inmuebles o materiales, para nosotros la palabra “Seguridad” era una herramienta para cubrir una necesidad doméstica, por lo que pueden imaginar en los ’90s y en el pacífico sur de nuestra república mexicana no se podía vivir de eso, lamentablemente el concepto y cultura de la seguridad orientado a dignificar el trabajo mediante buenas prácticas de prevención no era conocido, mucho menos practicado. Recuerdo claramente el impacto que me llevé cuando vi a mi padre vestido con overol de obrero en color azul y con parches que tenían escudos muy llamativos y que invitaban a ver letras bordadas sobre cascos de diversos colores, códigos de seguridad y reflejantes. En mi mente se vino el recuerdo de unas noches atrás… mi padre pidió a mamá que planchara, arreglara el dobladillo y que cociera con aguja unos pedazos de tela y entonces se trataba de eso, mi padre era un safety man, se ponía su casco blanco para salir a trabajar, en ese entonces laboraba en una empresa dedicada a pasteurizar lácteos, “llegamos con una mano atrás y otra adelante” así lo comenta mi papá hasta la fecha, Acapulco se convirtió en la base de operaciones de la empresa que nunca soñamos pero por la que trabajamos desde siempre.

Comprendiendo la importancia de la seguridad

Mi segundo momento con la seguridad fue en una visita al trabajo de papá, ingresamos a la planta y sin decir nada me colocaron un casco en la cabeza, honestamente me sentía tan incómodo que pensé en que el trabajo que mi progenitor desempeñaba era imposible de sostener, sin embargo fue en una sala de capacitación donde comprendí la importancia de usar el casco, se convertía en una protección que permanecía mientras estuviera en mi cabeza, eso lo aprendí cambiando los acetatos creados con marcadores y que una vez más me hicieron recordar… A media luz, para poner más romance, era color amarilla, el foco empotrado en la pared que dividía un baño sin completar y la cocina, mi padre sentado en la mesa y dibujando en unas hojas transparentes que cuidaba como a mi hermana pequeña, realmente mi papá en esa noche preparó la secuencia del material de apoyo que a la mañana siguiente se dispuso a impartir, como ejercicio se realizó un recorrido, caminé atrás de mi padre frente al grupo por toda la planta, pareciera que estaba dispuesto a que se enamoraran de la seguridad, pareciera que cada palabra tuviera un impulso de pasión por su labor y ya no sé si era más por lograr convencer a sus compañeros de lo importante que era hacer seguridad o por que él buscaba que su hijo se viera interesado o impactado por sus palabras… cualquiera que fuese su intención, logró ambas.

La seguridad en la vida diaria

En la vidad de hogar, la seguridad también fue primordial, desde hacer simulacros a las 2 am por la hipótesis de un tsunami, hasta controlar un sartén flameado, lograr organizar un colectivo de vecinos en medio de un huracán, entre otras cosas. La seguridad es un tema que sin duda alguna permea en todo sentido, en cada canal de mi vida, desde que fui involucrado en estas tareas surgió en mí un filtro, no importa en qué momento, lugar o situación me encuentre, siempre me adelanto a los posibles resultados de cada acción y comúnmente estoy listo para reaccionar, en el cine, la escuela, el club deportivo, en casa, con amigos, en el centro comercial, no importa, la seguridad está en mí, en mi sistema reticular, en mi escucha consciente, en mi atención selectiva. La seguridad rige mis decisiones y administra las consecuencias, es así como entiendo el cambio e impacto logrado, finalmente está en mi sangre, pero lo más importante: está en mi conciencia.

Según lo antes escrito, esto debería entenderse como un legado, como una responsabilidad que se hereda y que se debe comunicar. Sin embargo, no lo entiendo así, hoy en día es una forma de vida, es el estar consciente de mis actos y, como lo dije, administrar las consecuencias, hacer prevención, hacer seguridad nos regala un liderazgo, dicho liderazgo debe funcionar como catalizador en la sociedad, no por obligación sino como privilegio de ver cosas donde otros no las ven. Es una convicción aprendida y propia, gracias señor seguridad, gracias vida por permitirme encontrar el camino de la prevención y la responsabilidad.

Si hacemos un análisis de los beneficios que brinda la seguridad nos daremos cuenta que incluso en decisiones personales valdría la pena ocupar métodos que nos ofrece la formación formal de un estudioso de la seguridad, hay quien escribió:

“Siempre será mejor prevenir que lamentar”

a nosotros nos gusta decir “Siempre será más económico prevenir que reaccionar” es un simple cambio pero que genera un diferente resultado, la seguridad debe ser así, simple, para todos, debe comenzar en la familia y terminar en el prójimo, debe comenzar desde las entrañas y reinventarse en cada ser que vive directa o indirectamente gracias a la seguridad.

Continuará…

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